¿Qué son Lentes Oftálmicos?
Los lentes oftálmicos, también denominados lentes oftálmicos, formulados, recetados o con prescripción, se utilizan para tratar problemas de visión, tales como astigmatismo, miopía, hipermetropía y presbicia.
Según cuál sea el defecto visual, existen tres tipo de lentes para solucionar el problema: monofocales o de visión sencilla, bifocales y progresivos.
En cuando a materiales, es utilizado mayormente el plástico CR-39, con un 60% del mercado en unidades, seguido por el policarbonato con un 30%. El 10% restante se divide en otro tipo de materiales.
Aquí su Historia
No se sabe con certeza quién fue el primero en inventar las gafas ni el momento exacto de su creación, pero la mayoría de fuentes señalan que el verdadero 'padre' del invento fue el monje italiano del Monasterio dominicano de Santa Catalina en Pisa, hacia el año de 1286, basados en las declaraciones del también monje italiano Giordano de Pisa durante un sermón en el año 1306, en el que afirmó que 20 años atrás, Alessandro había fabricado el primer modelo de gafas y que le había compartido la forma de hacerlo, teniendo en cuenta que el autor de la idea inicial había querido mantener el proceso de fabricación en secreto para intentar conseguir beneficios monetarios de ellos.
De esta manera, como al principio los lentes eran una exclusividad de los monjes o sabios adinerados, el uso de los mismos fue asociado a inteligencia y nobleza.
Estas primeras gafas consistían en dos lentes montadas en círculos de madera o de asta, unidas mediante un remache y que se colocaban sobre la nariz. Las lentes, de tipo biconvexo, podían corregir defectos de la visión cercana como la presbicia y la hipermetropía, que se desarrollan normalmente con el envejecimiento.
En el siglo XV apareció un nuevo tipo de gafas, aptas para corregir los problemas con la visión lejana o miopía, un problema común entre los más jóvenes. Este último tipo de gafas no sólo eran útiles para tareas puntuales como la lectura y la escritura, sino que podían llevarse todo el tiempo; esto hizo que se pensara en nuevas formas de sostener las gafas sobre la nariz sin tener que aguantarlas con la mano, como tenía que hacerse con los primeros lentes.
Para esto se propusieron gorros con alambres de los que colgaban las gafas, o una banda de cuero que sujetaba las lentes en torno a la cabeza. El método de sostén sobre las patillas y sujetas a las orejas no se difundió hasta el siglo XVIII. Fue entonces cuando las gafas, cómodas de llevar, relativamente baratas (gracias a su producción industrial) y con lentes cada vez mejor adaptadas a las necesidades de cada cual, se convirtieron para muchos en un apéndice insustituible para moverse por el mundo.